La Compañía

Hace 30 años que Eva del Palacio y Fernando Aguado capitaneamos juntos esta compañía llamada «Morboria» que nos ha llevado a lugares fantásticos, fascinantes e insospechados… Hemos actuado en teatros, calles, bosques, parques, jardines, piscinas, barcos, cuevas, ruinas, castillos, plazas, fachadas, escalinatas, fuentes, mercados… Y nunca hemos dejado al público indiferente.

Siempre impulsados por el amor al teatro, a la danza, a la música, a la pintura, al Arte y a la parte creativa de la naturaleza del ser humano.

Acompañados siempre por una tripulación de primera: actores, músicos, acróbatas, malabaristas, pintores, saltimbanquis, escultores o tragafuegos que en algún momento nos han acompañado en nuestras aventuras.

Audacia, imaginación, constancia, trabajo, sudor y lágrimas pero sobre todo risas muchas risas y un constante juego nos impulsan en nuestra trayectoria.
Parece mentira ¡30 años y seguimos en la cuerda floja! ¡Qué de historias contadas y cuantas aún por contar…!

En nuestra forma de ver el teatro damos tanta importancia al texto como a la parte estética buscando siempre el espectáculo total.
Movimiento, ritmo, caracterización, maquillaje y vestuario forman parte de un todo al servicio del espectáculo.

Para ello, desde el año 1983 los hermanos Aguado, Alvaro y Fernando y los hermanos Del Palacio, Eva, Ana y Trajano mantenemos un taller de diseño y realización donde todo es posible. De allí surgen caracterizaciones imposibles, monstruos, seres fantásticos, animales, princesas, héroes mitológicos, bufones,dragones, armaduras, vestidos maravillosos y mil y un objetos que a lo largo de los años han creado nuestro peculiar «sello de la casa.».

Más de 35 espectáculos estrenados entre los que se encuentran textos clásicos, de autores como: Rojas Zorrilla, Tirso de Molina, Shakespeare, Molière, Zorrilla, Moreto, dramaturgias y textos contemporáneos, teatro de Calle, teatro infantil, Performances…

En nuestra trayectoria hemos obtenidos numerosos premios a la dirección, al mejor espectáculo, al mejor montaje, al mejor actor… pero sobre todo es el reconocimiento del público, y de los propios compañeros, el hacer las cosas con corazón, lo que nos da el coraje suficiente y la fuerza necesaria para seguir el viaje sin perder el rumbo.